Huertas familiares. Se instala el autoconsumo en Bariloche. (Una Cosecha de Rabanitos... algo grandes)
Lunes 15 de Marzo de 2010
En los últimos años comenzó a crecer, lento pero constante, el desarrollo de huertas de autoconsumo en los hogares de los barrios de Bariloche que aún cuentan con espacio disponible en sus lotes. El CAAT 9 de la Municipalidad fue el primero de los centros barriales en visualizar la necesidad de la población y busca acompañar y promover estos proyectos como un modo de revalorizar saberes culturales y mejorar la economía y la alimentación de las familias. En la actualidad, 4 de los 10 CAAT ven en las huertas un camino posible. Fotos Alejandra Bartoliche.
El CAAT 9 (Centro de Atención y Articulación Territorial) desarrolla su trabajo social en los barrios Frutillar, Unión y 2 de Abril en los que busca, entre otras cosas, promover el desarrollo de huertas y gallineros familiares para el autoconsumo. Según un censo del INTA Pro-Huerta realizado en 2005 en ese momento existían alrededor de 130 huertas familiares en la jurisdicción.
Para lograr el autoconsumo real y el intercambio de productos de una familia de 4 personas la huerta tiene que ocupar, por lo menos, de 100 a 200 m2 del terreno. Hasta el momento, las huertas que están dentro de la ciudad, no permiten el autoabastecimiento total.
Uno de los propósitos de la red social que se genera a través del CAAT 9 es que los vecinos se nutran con ideas de otros para realizar mejoras en su propio lugar mientras a los trabajadores sociales trabajan los lazos familiares, la situación de los chicos, los vínculos barriales y la percepción del sí mismo de los vecinos.
Por este motivo se comenzó a organizar en 2005 la Feria de Intercambio de Semillas y Plantines que se realiza entre los meses septiembre y diciembre de cada año y en la que participan alrededor de 30 personas de distintos barrios de Bariloche cada vez.
Valeria Passarelli es trabajadora social y referente del CAAT 9 desde 2007. En diálogo con B2000 comentó que uno de los objetivos del trabajo territorial es promover el “rescate cultural” de los saberes de los habitantes del lugar que vienen del campo o son de origen mapuche y generar un aporte para la economía familiar.
“Para nosotros lo principal es el rescate y el apoyo a estas iniciativas que tiene una raíz cultural y ancestral de transmisión de generación en generación”, expresó. Según indicó, a raíz del trabajo en la tierra se empiezan a recordar saberes “que estaban dormidos o guardados”.
“Por otro lado, nos orientamos a mejorar la calidad y la variedad de la alimentación y a fortalecer el autoconsumo como un aporte más a la economía familiar aunque algunas familias ya se están orientando a aumentar la producción”, señaló.
Raúl Rivero (46) y Beatriz Vecchio (46) son un matrimonio con dos hijas que llegó de Buenos Aires en 2003 y vive hace 2 años en el barrio Unión. La familia vive del trabajo que realizan en un taller de costura que instalaron en la casa y de una huerta en el patio del lote que compraron en 2006 en la que plantan “de todo”.
Entre arvejas, rabas, rabanitos, frutales de membrillos, perales, ciruelos y frutillas, aromáticas y medicinales, los nuevos y emprendedores habitantes sienten que tienen que pagar “mucho derecho de piso” en la ciudad en la que decidieron quedarse y tratan crecer.
“Todo lo que hicimos fue sin un peso”, comentó Rivero y mostró los cercos de las huertas que armó con caña colihue y cables de teléfonos que quedaron tirados luego de una tormenta de nieve.
“Esta tierra es virgen. El que quiere y tiene voluntad puede hacer un montón de cosas” señaló y agregó que hizo algunos intercambios en la Feria de Semillas y fue incorporando especies y lombrices para fertilizar el terreno.
“Todavía estoy tratando de entender cuál es la filosofía. El asunto es cómo hacer para que sea más que un intercambio individual. Por qué no hacemos plantaciones de trigo y hacemos nuestra propia harina. Por qué no desarrollamos plantaciones de frutales”, propuso.
“Lo que yo quiero profesar es transmitir con el ejemplo el mensaje que se puede ser autosuficiente. Y la autosuficiencia es participación con la naturaleza. Vos trabajás con la naturaleza y no la naturaleza para vos. En ese proceso aprendés de la naturaleza y ninguno es un esclavo del otro porque vos sos parte de la naturaleza”, expresó.
El equipo del Caat 9 está integrado por dos trabajadoras sociales, dos promotores culturales y una administrativa. Según indicó Passarelli, en este momento no cuentan con fondos ni con pautas específicas de la Secretaría de Desarrollo Social. Por este motivo, vuelcan los esfuerzos en el acompañamiento y el asesoramiento de los vecinos para lo que trabajan en conjunto con el Inta Pro Huerta y la parroquia San Cayetano de El Frutillar.
A pesar de los cambios de gestión política del Ejecutivo “no hubo cambio entre una gestión y otra porque no hay recursos para poner” señaló y evaluó que “no es un tema que sea central en la Secretaría de Desarrollo Social desde hace años”.
Además del CAAT 9, también el CAAT 8 que abarca los barrios Pilar, Malvinas y Cooperativa 258, el CAAT 10 que nuclea a los barrios del oeste y el CAAT 1 de los barrios de Ñireco, Costa del Sol y los San Francisco, comenzaron el último año a relevar huertas y a promover los gallineros.
“Los proyectos son territoriales. Cada Caat ve qué demanda hay y lo que la gente busca. Hay programas centralizados pero este no es el caso. La idea es promover la auto organización de la población. Que la feria se mantenga sin recursos también muestra el interés y el potencial”, concluyó.
Fuente: Articulo publicado en el diario digital Bariloche200
(Nota: Las ultimas 3 fotos no son del articulo fueron anexadas por mi)